25 marzo 2011

El gran Gatsby

James Gatz, he aquí su verdadero nombre, por lo menos ante la ley. Se lo había cambiado a los diecisiete años, en un instante específico, en testimonio del inicio de su carrera, al ver el yate de Dan Cody anclar en el más insidioso escollo del lago Superior. Fue James Gatz quien estuvo vagando por la playa aquella tarde, con un harapiento jersey verde y unos pantalones de lona, pero fue Jay Gatsby quien pidió prestada una lancha, se llegó al Toulomee e informo a Cody de que el viento podía cogerle y destrozarle en media hora.
Supongo que, incluso entonces, hacía tiempo que tenía preparado el nombre. Sus padres eran errantes y poco afortunados campesinos, su imaginación jamás les acepto como padres. La verdad es que Jay Gatsby, de West Egg, Long Island, nació de su platónica concepción de sí mismo. Era hijo de Dios, frase que si algo significa, es justamente eso, y debía ocuparse de los asuntos de su padre, al servicio de una amplia, vulgar y prostituida belleza. Así pues, se inventó el tipo de Jay Gatsby, que solo un muchacho de diecisiete años podría inventar, y fue fiel hasta el fin a esta peregrina concepción.

19 marzo 2011

6 de 10

Hace unos días que circula por internet el nuevo disco de los Strokes, aunque no sale a la venta hasta el día 22 de marzo.
Para aquellas personas que esperábamos ansiosas el nuevo trabajo de este grupo neoyorquino, las sensaciones que ha generado tras su escucha han sido muy dispares.


En lo que a mi respecta, mi opinión se puede resumir en tres palabras:
Seis de diez
Y es que Angles es un disco que tan pronto te emociona, hace que tus extremidades se muevan sin control, te incita a cantar con la música a todo volumen y dibuja una sonrisa en tu cara como te aburre soberanamente, en concreto, esta última sensación aflora sin esfuerzo en canciones como You're so right o Metabolism.

Por eso, cuando te preguntan que te parece el nuevo trabajo de The Strokes, no sabes muy bien que decir. La sensación que genera es la que experimentas en un sube y baja. Sientes que te lanzan hacia lo alto con canciones como Machu Picchu, Gratisfaction o Life is simple in the moonlight, pero cuando empieza a sonar Games o Call me back asumes con desgana que tienes que descender al suelo, de nuevo.
Estas canciones no son más que un quiero y no puedo, un banal intento por rememorar Juice Box o Vision of Division.

La portada merece mención a parte. Ninguna de las carátulas de los anteriores discos me emociona especialmente, pero con esta han conseguido simplemente que M.C.Escher se revuelva en su tumba.

De Angles, para mí se pueden resacatar seis canciones:
Machu Picchu
Undercover of darkness
Two kinds of happiness
Taken for a fool
Gratisfaction
Life is simple in the moonlight

Quien tenga oídos que oiga y emita su veredicto.


13 marzo 2011

¿Quieres mirar la lavadora conmigo?







¿Alguna vez os habéis sentido tan, tan felices que habéis pensado que jamás os sentiríais tan felices?
¿Vuestra vida ha llegado a una perfección tal, que quizá no vale la pena buscar más?